viernes, 5 de junio de 2009

La travesía.

Khalí, como otros muchachos en su poblado, conoció el mar al lado de su padre que era pescador . Primero, muy pequeño, por placer; pero, muy pronto, metió mano a la faena, y aprendió todas las artes del oficio. Su padre, que era pobre, quiso complacerlo pero, como no tenía posibles, le regaló un cascarón de nuez.
Cuando khalí dió su primer paseo por el mar, se iluminó. Una sensación de dominio le embargó como fuerza poderosa que comenzó a empujarlo cada día más allá.
Un día, en el mercado, donde solía ir a vender su pesca, oyó a los mayores como, al otro lado del mar, existía un maravilloso pais donde las doncellas eran tan hermosas como fruta madura, donde el oro adornaba las fachadas de sus casas, tal era la riqueza de esa tierra...
Khalí, que era listo y muy inquieto, empezó a soñar con aquella tierra maravillosa, cada día más cercana. Por la noche, cuando se reunía con su familia, le contaba a su madre los deseos que empezaba a albergar en lo más profundo de su ser, pero ella siempre conseguía disuadirlo con palabras cariñosas...
Un día, su madre enfermó, y pronto, falleció.
No volvieron sus palabras disuasorias...
...Y aunque en sus conversaciones con los ancianos había oido sobre los peligros que rodeaban dicha travesía, la decisión de lanzarse a la aventura se apoderó de él; y un día desapareció en su cascarón de nuez que, poco a poco, se fue adentrando en un mar desconocído, abrupto y hosco donde, gracias a su pericia, consiguió sobrevivir y llegar a las doradas arenas de aquella tierra prometida. El cascarón de nuez resistió ante lo que otras embarcaciones dotadas de mayores artes no pudieron...

Khalí, aunque era muy fuerte, llegó exausto, y echado sobre la arena, despojado de sus ropas, se sumergió en un profundo sueño; en su sueño, el cielo se abrió,mientras , él, pequeñito, levantaba sus brazos y un par de manos femeninas se acercaron a las suyas hasta tocar el anillo que lucía en su dedo corazón, regalo de su madre.
Él continuaba ausente, recostado detrás de unas rocas, y no pudo percibir como uno de los desnudos habitantes de aquella dorada tierra se acercó a su ropa, la observó detenidamente y tras mirar y mirar, probar y probar, quedó bien enfundado en las desgastadas telas. Sin embargo, Khalí,sumido en su placentero sueño, continuaba detrás de la roca...
La mano que le había tocado se alejaba, pero una larga sonrisa le hizo sentir muy cerca de aquel cielo. Él, reconoció entonces el calor de sus besos...
-khalí, hijo mío, como un polluelo, salistes del huevo. Ahora te esperan las sorpresas que un mundo nuevo te ofrece...pero lo que llevas en tu corazón son los tesoros que nunca te abandonarán. Y Khalí abrió sus ojos, como platos, cuando comenzó a soplar la fresca brisa de la tarde. Al principio sintió frío, y buscó. El sabía que la ropa no podía estar muy lejos y, desnudo por la desierta playa, comenzó a buscar. Poco a poco, su cuerpo se unió al aire cálido y suave de la duna acogedora.
La caricia de la señora de sus sueños lo envolvió y dejó de sentir su desnudez. Guiado por su instinto, se adentró entre las dunas buscando verde sombra. Y, cual fue su sorpresa, cuando se topó con aquel habitante que iba vestido con su ropa...y, claro, siendo como era Khalí, no pudo evitar abrazarlo fuertemente.
Nunca más volvió a vestirse y fueron amigos para siempre...

Marilen

No hay comentarios:

Publicar un comentario